La Plaza Vázquez de Molina constituye uno de los mejores ejemplos de urbanismo renacentista que existen en España. Éste ha sido uno de los motivos para que esta plaza, junto con parte del conjunto monumental de Baeza fuesen declarados en 2003 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La plaza se encuentra configurada como la unión de varios espacios que le dan un conjunto trapezoidal, es un bello cuyas perspectivas, encuadres y estampas se hallan en las esquinas de tantas calles como llegan hasta ella. Es el lugar ideal para comenzar un itinerario turístico por la monumental ciudad de Úbeda.
La plaza había sido hasta el siglo XV una honda vaguada al pie del "Postigo del alcázar", por la cual discurría el arroyo de la Azacaya. Cuando la nobleza deja el alcázar, a principios del siglo XVI, el terreno empezó a ser explanado, siguiendo la idea de renovación propia del Primer Renacimiento y de dominio del hombre sobre el medio, empleándose en parte los escombros y materiales del antiguo alcázar, que se terminó de demoler en 1507.
En principio, se plateó como un espacio casi rectangular, pero el pósito, que había sido construido en el centro de la plaza cuadrada con mucha polémica, hizo que se tuviera que cambiar toda la alineación, adquiriendo definitivamente la actual configuración de plaza en L. A partir de éste momento, en menos de 30 años, se culminaron todas las empresas edilicias de la plaza, de la mano de sus diferentes promotores, básicamente de la saga familiar de los Molina-Cobos.
Por fin la ciudad como protagonista de su historia, podía disponer de un espacio áulico para la representación de sus más conspicuos linajes, un asombroso marco escénico para celebrar su propia eternidad.
Los edificios que podemos encontrar en la plaza son:
Palacio del Deán Ortega
Ruinas del Palacio de don Rodrigo Orozco
Palacio Vázquez de Molina
Leon de la lonja de Santa María.
Palacio del Marqués de Mancera
Antiguo Pósito
Cárcel del Obispo
Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares
Sacra Capilla del Salvador