Desde que en 1927 Antonio José Robles abriera su negocio de elaboración de vinos en la comarca de Montilla-Moriles, Bodegas Robles viene trabajando en la crianza y elaboración de estos caldos, un negocio que ha pasado ya por tres generaciones dentro de la familia y ha alcanzado numerosos premios de prestigio y un creciente reconocimiento internacional.
Hoy en día, la empresa se diferencia de sus competidores por la elaboración de vinos orgánicos que cuentan con todas las certificaciones de la producción ecológica. Además, desde 2011, la empresa desarrolló una curiosa iniciativa para acercar la producción vinícola al público en general mediante el apadrinamiento de cepas.
Hoy en día, Bodegas Robles se encuentra en manos de la tercera generación familiar y posee una planta de molturación de 300.000 kilogramos diarios, lo que equivale a unos 210.000 litros al día, además de una completa y variada guía de vinos.
Si por algo destaca hoy en día Bodegas Robles es por la elaboración de sus vinos ecológicos, es decir, libres totalmente de residuos químicos. Desde la propia empresa defienden que esta práctica es tradición de la casa, ya que las condiciones climáticas tan extremas sufridas en el Sur de España (temperaturas que varían entre -5º y 45º), hacen del control de plagas en esta zona un problema menor que se ha controlado con pequeñas dosis de tratamientos preventivos en el cultivo. Sin embargo, la empresa dio un paso más allá con el lanzamiento de Piedra Luenga, la primera gama de vinos orgánicos certificados pertenecientes a una Denominación de Origen en el Sur de España, que le ha valido a la empresa numerosos reconocimientos.
Para el acercamiento de la cultura vinícola al público, Bodegas Robles puso en marcha en 2011 una curiosa iniciativa de apadrinamiento de una cepa, bajo el nombre Sigue tu cepa. Más bien, como señala desde la propia empresa Francisco Robles, "decimos que la cepa es la madrina porque es ella la que nos enseña a nosotros los principios de la agricultura y la virtud de la paciencia". A través de esta iniciativa, se asigna una cepa de viñedo ecológico a la persona que lo desee y a partir de ahí se puede seguir su evolución etapa tras etapa. En este proceso "se aprende qué es y que se hace en un viñedo ecológico: el control biológico de plagas, la función de los setos y los insectos, la fertilización a través de cubierta vegetal, las levaduras autóctonas y la importancia de la tierra en el vino".