Se levantó entre 1872 y 1910, tras el derrumbamiento de la calatrava iglesia gótica de Santa María la Mayor, de la que se mantuvo la sacristía, que había sido reformada en el siglo XVII por el manierista Benito del Castillo.
Fue proyectada por Justino Flórez en estilo neorrománico bizantino, debido a la escasez de recursos, a pesar de la generosa contribución del pueblo.
En cuanto a las soluciones empleadas en su interior destacan, además de las pinturas murales de Julio Romero de Torres, el amplio pórtico o nártex; los pilares cruciformes y, sobre ellos, los arcos fajones y formeros que alternan con bóvedas de crucería; la cúpula sobre pechinas del crucero o la de cuarto de esfera en la capilla del transepto.
En el exterior, una única torre de gran altura con arquivolta y rosetón que enfatizan el medievalismo del conjunto, contrafuertes, sillares almohadillados, óculos y amplias escalinatas para solucionar el problema de desniveles.
Accesibilidad:
Hay que tener en cuenta el pequeño escalón de unos 2 cm que hay en la puerta principal, que es la accesible.