La Iglesia de Saint-Séverin, en el Barrio Latino, es conocida por su preciosa y original arquitectura, cuyo emblema es y seguirá siendo la columna torzada y también su impactante luminosidad natural, gracias a sus ventanas decoradas con vidrios de colores que se instalaron en tres etapas diferentes de la construcción, desde las antiguas del siglo XIV hasta las modernas del siglo XX, realizadas por el artista Jean Bazaine.
Se encuentran entre las ocho ventanas góticas del lado este y evocan los siete sacramentos, provocando impactantes efectos luminosos.
Comenzó a construirse en el siglo XIII sobre una pequeña iglesia románica; el edificio es un clásico del estilo gótico y su torre es considerada la más alta de todas las iglesias de París. Tuvo que ser reconstruida al final de la Guerra de los Cien Años, y en el siglo XVI se agregaron las capillas laterales.
El bosque de columnas que rodea a la famosa columna torzada fue construido entre 1489 y 1495. Tiene muchos otros elementos notables como los arcos góticos, las columnas cubiertas con placas de mármol rojo, el gran órgano de 1521 que fue completamente restaurado en 1960, la Capilla de Mansart agregada en 1960 que alberga impresionantes obras de arte como bronces litúrgicos, grabados de Georges Rouault y mucho más. La iglesia está rodeada de un pequeño jardín trazado sobre el antiguo osario, del que aún subsiste una parte en las galerías.
El conjunto es bello y armónico y transmite el propósito de los constructores de la iglesia: arquitectura de la luz, orientada hacia el este, hacia Jerusalém y el lugar por donde sale el sol, punto de encuentro entre la arquitectura, la poesía, la teología y la espiritualidad. Sin dudas la joya de esta iglesia es la columna torzada: su forma de hélice estalla en una dinámica sinfonía de rollos y remolinos.
Accesibilidad:
El WC adaptado está en el presbiterio.