Del magnífico patrimonio de Valladolid destaca por belleza y singularidad la Plaza de San Pablo, seguramente el espacio abierto más importante de la ciudad. Tanto por los edificios que la conforman: Iglesia San Pablo, Palacio Real y Palacio Pimentel, como por los acontecimientos que en ella han ocurrido a través de los siglos: nacieron y murieron reyes, se casaron príncipes, se celebraron Cortes y grandes fiestas.
La Plaza es un entorno grandioso, abierto y agradable, que posee bancos y también árboles. Entre ellos destaca uno, fácilmente reconocible por su tamaño y frondosidad, siendo este el árbol de mayor edad de cuantos existen en la ciudad, estando por ello considerado como uno de los árboles históricos de Castilla y León.
La historia de la plaza comienza cuando Dª Violante, esposa de Alfonso X y señora de Valladolid, mandó construir un modesto convento para los dominicos.
Ya durante la época de Dª María de Molina, esta ordenó que se construyera en el mismo lugar un nuevo convento más grande y una iglesia. Cuando murió la reina, las obras no se habían acabado y en su testamento de fecha 29 de junio de 1321 dejó una renta para su terminación. Lo último en terminarse fue la imponente fachada de la Iglesia de San Pablo.
Accesibilidad:
La plaza está construida sobre una plataforma única, sin desniveles, con suelo de grandes baldosas.