Las Caballerizas Reales de Córdoba son el edificio de referencia básica en la tarea de gestar una de las mejores y más famosas razas que ha dado la historia: El Caballo Andaluz, nuestro Pura Raza Español.
Este emblemático edificio de se creó en el año 1570, por expreso mandato del Rey Felipe II que, como gran amante de los caballos, quiso crear en Córdoba una nueva raza de caballos, el Caballo Andaluz – Pura Raza Español.
Para ello, nombró caballerizo real al cordobés Diego López de Haro, mandó señalar las dehesas necesarias para que pastaran los potros y las yeguas madres, y ordenó construir las extraordinarias Caballerizas Reales, la “catedral para los caballos”, como las denominó el poeta Federico García Lorca.
Las Caballerizas Reales han formado parte destacada no sólo de la historia ecuestre cordobesa, sino de la equitación mundial. Este monumental edificio, que es Patrimonio Nacional, fue vital para que el recinto en el que está enmarcado, junto a la Mezquita-Catedral y la Judería haya sido considerado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Pero si importante es su monumentalidad, no debemos olvidar su finalidad: dar cobijo a los mejores sementales durante 442 años de forma ininterrumpida. Unas veces con ejemplares de la Real yeguada, otras con los del Infante Francisco de Paula y, últimamente, con los del Depósito de Sementales del Estado, bajo la dirección del Servicio de Cría Caballar hasta el año 1995.
Es de destacar el logro conseguido entre sus paredes: el Caballo Andaluz – Pura Raza Español –, que con sus cualidades hizo que la ciudad de Córdoba se diera a conocer en el mundo entero como Centro Mundial de la Cría Caballar.
Por todo ello, Córdoba Ecuestre ha trabajo desde sus inicios, aunando esfuerzos, en la labor de devolver a este edificio el lugar que le corresponde , convirtiéndolo en un espacio visitable que complemente la oferta turística de la ciudad y que dinamice y favorezca el desarrollo económico en torno al mundo del caballo, conformándolo como un producto turístico de calidad.