Conocido popularmente como "mausoleo romano", este túmulo funerario data del segundo cuarto del Siglo I.
Consiste en una edificación cilíndrica construida con un núcleo interior de hormigón revestido en sillares de calcarenita. El mausoleo fue descubierto en 1993 durante la realización de unas catas arqueológicas para la construcción de un parking. Debido a la importancia del hallazgo, se decidió preservar los restos, reconstruyendose siguiendo patrones originales. Siguiendo los criteros actuales de restauración, se empleó una piedra distinta a la calcarenita original, de modo que los fragmentos originales integrados fueran visibles de forma clara.
Conserva la cámara funeraria que cobijaba la urna cineraria, así como restos del basamento, cornisas y pretil almenado. Inusual en la península por su tipología, pudo haber sido diseñado por un arquitecto itálico tomando como referencia otros mausoleos de la capital imperial y de Italia.
De la magnitud del túmulo, así como de su situación junto a la muralla se deduce el hecho de que debió pertenecer a una familia acomodada. Por una parte, esta tipología no es habitual en Hispania, siendo este uno de los pocos ejemplos conocidos actualmente. Por otra, la ley romana establecía la obligación de construir los enterramientos en las afueras de la ciudad a los lados de las vías de comunicación. La situación del enterramiento era un claro exponente del status de la familia: cuanto más próximo a la ciudad estuviera, más alta era la posición familiar.
Accesibilidad: tiene dos acceso mediante escaleras, aunque su visionado exterir se puede realizar desde el Parque del Victoria.