En el Cerro de Santa Catalina, en el transcurso del ascenso hacia el castillo del mismo nombre y optando por el desvío hacia la derecha del lugar conocido como Caño Quebrado, una vez pasado y a unos 100 metros del Hospital Universitario Doctor Sagáz, se encuentra una zona de recreo adaptada para compartir experiencias al aire libre, disfrutando del bosque mediterráneo.
En esa zona, en el lado izquierdo de la carretera, se encuentran dispuestas un buen número de plazas de aparcamiento, y cruzando la carretera, un espacio de ocio y recreativo con columpios y juegos para niños bastante amplio, en el que también se hallan una serie de merenderos compuestos por una serie de mesas y asientos, todas ellas elaboradas en piedra y fijas al suelo.
Éste es el lugar ideal para pasar un día de campo con los niños, de manera que ellos puedan divertirse en un espacio recreativo correctamente delimitado por vallas de madera mientras que los padres descansan respirando la tranquilidad del ambiente natural. Además, se puede disfrutar del aire limpio alejado del estrés urbano haciendo deporte, senderismo, paseando, o simplemente celebrando un día de campo con conocidos y amigos, degustando viandas y tomando el sol.
Accesibilidad
Dos de las plazas de aparcamiento situadas allí se encuentran reservadas para discapacitados. Para acceder a la zona, será necesario cruzar la carretera y acceder mediante una puertecilla enmarcada exenta que da entrada al recinto.
Aquí el suelo se vuelve pedregoso e irregular, comprensible si se tiene en cuenta que corresponde con una zona de recreo en un entorno natural. Las mesas de los merenderos tienen forma rectangular, y disponen de bancos macizos también rectangulares a cada lado. Sin embargo, existe un número de mesas que carecen de uno de los bancos laterales para facilitar el uso por parte de una persona en silla de ruedas, de manera que éstas son accesibles. Existe una fuente moderna de dos alturas para facilitar su uso para personas con movilidad reducida.
La zona recreativa para niños está delimitada por una valla de madera que rodea el área, de manera que a ésta se accede por una rampa de poca pendiente en la que la valla se abre para permitir el paso.